jueves, 9 de febrero de 2017

DESEO SATISFECHO



Mi sorpresa fue que aquel chico que en secundaria fue mi noviecito inocente que solo me alcanzo a besar alguna vez mis mejillas y debido a un cambio de residencia de sus padres a otra ciudad no supe mas de él; siempre había querido volverlo a ver y porque no, tener alguna relación con él como lo había hecho con la mayoría de mis conquistas o parejas posteriores. Y ahora, 20 años después le vuelvo a encontrar.

Efectivamente, ahora tengo 35 años, divorciada, ingeniera, vivo con mi madre y un hijo; confieso que este relato, como los sucesivos, son absolutamente reales con obvias y pequeñas variaciones de lugar e identidades distintas, soy una mujer latina, coqueta y muy apasionada que me gusta disfrutar del sexo a plenitud, con las parejas que he tenido. 

En lo físico mido 1.62, algo rellenita, blanca de larga y negra cabellera y poseo unos naturales, grandes y provocativos senos que me encanta insinuarlos, cintura delgada y también unas atractivas, redondas y bien pronunciadas nalgas, con piernas bien conformadas de muslos gruesos y siempre soy objeto de miradas y expresiones insinuantes de los hombres que me rodean, circunstancia que he sabido aprovechar.

Un dia al salir de la Compañía donde trabajo para dirigirme a casa tome un taxi y mi sorpresa fue que pude reconocer a pesar de los años que el conductor de aquel taxi era Carlos, que es como se llama mi ex novio de secundaria. Ambos nos reconocimos de inmediato y quedamos sorprendidos por tan casual e inesperado reencuentro; por el trayecto conversamos y recordamos los tiempos de estudiantes de secundaria, y algunos aspectos de nuestras vidas tales como: que mientras yo me recibí de ingeniero con mención en gestión empresarial, él no pudo continuar sus estudios por lo que ahora era taxista, que él pensaba casarse muy pronto mientras que yo ya me había divorciado y ahora tenia una pareja etc. y asi seguimos hasta llegar a mi destino donde intercambiamos números telefónicos para contactarnos en una posible próxima ocasión. 

Carlos, quien ya no me producía la atracción de antes, era entre tantas parejas que he tenido, uno de los pocos hombres con quien no había experimentado relación sexual alguna y esa circunstancia generaba en mi una morbosa curiosidad a pesar de que para el momento mantenía una prolongada relación de pareja con otro hombre al que en otras ocasiones le había sido infiel con otros. Así pasaba el tiempo durante el cual una y otra vez venia a mi mente la posibilidad de reencontrarme con Carlos y saber como seria ese próximo encuentro, lo que fortuitamente sucedió días después al considerar conveniente y mas seguro solicitar los servicios de un taxista de confianza que nos trasladara a una amiga y a mi a una población algo distante, donde asistiríamos un día sábado a una fiesta familiar a celebrarse durante todo ese día, por lo que debía estar con nosotras hasta el final de la misma para luego traernos de regreso.

El pequeño vehiculo tenia dos puestos individuales delanteros separados por un pequeño mando de velocidades y una pequeña consola y otro puesto continuo atrás. De ida, por la mañana, tome asiento en el puesto delantero sobrante y durante el viaje de aproximadamente dos horas, los tres charlamos de varios temas y mientras lo hacíamos, notaba que Carlos constantemente detenía su mirada en mis senos y piernas, mientras por mi mente pasaba momentáneamente la posibilidad de tener un encuentro mas a futuro con él, y la sola idea me excitaba, pero mientras trataba de desecharla, involuntaria o instintivamente buscaba que Carlos con poses apropiadas fijara sus ojos en mis piernas cubiertas por una delgada y suave falda que dejaba ver el contorno de sus formas y estimulara su imaginación, y creo que sucedió, al ver como su miembro se pronunciaba cada ves mas bajo su pantalón, lo que le producía cierta incomodidad para conducir y le provocaba constantes y disimulados agarres y reacomodos. La presencia de mi amiga, a quien Carlos recién conocía, y nuestro breve reencuentro anterior impedía entrar en temas un poco mas íntimos o provocativos y así trascurrió el viaje de ida. Era obvio que no existía suficiente confianza.

Una vez en la fiesta, fue muy concurrida y animada y Carlos fue incorporado por sus organizadores a la misma e igual que todos ingirió algunas copas de un fuerte licor, no en exceso, debido a su condición de conductor, pero si las suficientes para acercarse y dirigirme en ocasiones algunas tímidas primero y luego algunas mas osadas insinuaciones y halagos que buscaban intimar mas entre los dos en medio del ambiente alegre que contagiaba a quienes asistimos. Era evidente que le había causado interés después de tantos años. Así fue pasando el tiempo, hasta que llego el momento de regresar a la ciudad a finales de la tarde, no sin antes traer con nosotros una botella de aquel fuerte y estimulante licor para tomar algunas copas en el trayecto, amenizado por una sonora, calida y rítmica música del equipo de sonido del pequeño vehiculo mientras hacíamos el retorno.

Mi amiga como yo, habíamos tomado mas que él, pero fue ella quien estaba mas afectada por el licor cuyo efecto le produjo a los pocos kilómetros de haber iniciado el retorno un pesado sueño, recostando su cuerpo a lo largo del cojín posterior mientras que yo me mantenía consciente pero muy expresiva o alegre, situación que Carlos de rusticas y callosas manos de taxista profesional, aprovecho en un momento del viaje de regreso para tomar sorpresivamente por un momento mi mano izquierda y apretarla suavemente, sin que pudiera evitarlo, quizá fui gratamente sorprendida y el efecto del licor ayudo, produciendo en mi cuerpo un agradable cosquilleo que se hizo mas palpable en la intimidad de mi vulva, luego unos kilómetros mas adelante después de habernos tomado otra copa y mantener agradables comentarios sobre la fiesta a la que asistimos, simuladamente con su mano derecha, mientras con la otra conducía, la poso ahora sobre mis senos cubiertos por mi blusa haciendo suaves movimientos circulares a la vez que la abría lentamente, reaccione y retire delicadamente su mano y se la coloque al volante, el sonrío y me pidió nos sirviéramos otra copa, a lo que accedí. Así seguimos, conducía lentamente ganando quizá tiempo.

Mas adelante y después de haberme reiteradamente dicho lo bella y excitante que le parecía e incluso del deseo que siempre mantenía de querer estar conmigo, volvió a repetir su acción anterior de colocar su mano en actitud aparentemente desapercibida o casi de inocencia natural sobre mis senos, pero esta vez la curiosidad de sentir sus caricias y el efecto del licor hizo que dejara que lentamente fuera abriendo mi blusa y pasara su mano repetidas veces sobre mi corpiño que permitía que parte de mis grandes senos brotaran por sus bordes, sintiendo la calidez de su mano que fue produciendo un fuerte endurecimiento de mis pezones, luego, poco a poco fue introduciendo bajo el corpiño sus dedos buscando el pezón, hasta que lo rodeo con suaves movimientos circulares a su alrededor, y finalmente en un impulso mayor tomo por completo entre su mano mi seno izquierdo!.. me quede quietita, quise retirársela pero pudo mas mis íntimos deseos y la mayor presión que sobre el seno puso, a la vez que me pedía que “por favor se lo dejara hacer, que siempre desde la secundaria le habían atraído mis grandes senos” y deje que siguiera, me agradaba que lo hiciera. Lo apretaba y acariciaba suave y a veces fuertemente, lo que me excitaba mas y mas, sentía el palpitar y abundante humedad de mi vagina y luego de estar allí acariciándome por un buen rato, saco su mano y la coloco sobre mi muslo izquierdo, al que yo intencionalmente en un gesto de provocación y coquetería, unos minutos antes había colocado sobre la consola intermedia de los puestos, quedando mis piernas entreabiertas cuyos muslos dejaban ver de Carlos una visión excitante de mi entrepierna, y a ellos se adhería estrechamente la delgada tela de la falda que los cubría, marcando fielmente sus excitantes contornos y dejando muy poco a la imaginación; posición que retaba la no disimulada excitación y pasiones de Carlos, que comenzó a prodigarle suaves caricias de la rodilla hacia arriba mientras subía lentamente la falda hasta quedar totalmente expuesta ante sus ojos esta excitante imagen de mi cuerpo.

Su rustica y calida mano en contacto con mi suave y blanca piel se multiplicaba acariciando mis gruesos y bien conformados muslos y piernas, quería tocar todo con ansiedad y en su afán buscaba que abriera mas mis piernas que aprisionaban mi calida y húmeda vulva, intentaba complacerle, pero la incomodidad y estrechez del espacio lo dificultaba mucho, a lo que se agregaba las inevitables interrupciones cada vez que debía tomar el comando de velocidades para hacer un cambio, alguna maniobra que requiriera de ambas manos en la conducción del vehiculo o cuando tomábamos una copa mas. Mientras todo esto sucedía, mi excitación aumentaba. Mi amiga dormía profundamente en el asiento trasero del vehiculo, pero igual yo cuidaba de que si despertaba no se percatara lo que sucedía en los dos puestos de adelante. 

El pene de Carlos lucia desde que partimos una fuerte y vigorosa erección. Parecía que quería liberarse de aquel pantalón que lo retenía, constantemente Carlos lo ubicaba en posiciones que le fueran mas cómodas para conducir; ya desde hacia rato varias manchas de humedad mostraba su pantalón, entre tanto su mano aprovechando pequeñísimos espacios que dejaban mis muslos apartaba mi minúsculo blúmers buscando afanosamente llegar hasta mi vulva para acariciarla, a lo que yo intencionalmente simulaba no permitir, aduciendo cualquier excusa de atención a la via o que mi amiga podía despertar, haciendo mas excitante la situación pero al final respondía acercándome a èl lo mas que me permitía el comando de cambios, acatando a sus sentidos ruegos… Sus dedos llegaron a acariciar torpemente por la posición e incomodidad mi clítoris y escasamente la entrada de mi húmeda y excitada vagina, tenia los labios mayores y menores recrecidos y abiertos producto de la excitación por lo que sentía mi vulva mas grande, sensible y excitada. 

De repente saco su mano de mi vulva y tomando la mía la coloco sobre su rígido pene, que bajo su pantalón se extendía sobre su muslo derecho, quería que se lo acariciara y así lo hice; sentí su potente erección, y como su glande y bordes sobresalían marcándose bajo la tela del pantalón que lo oprimía y el calor que a través de la tela salía. Y después de un rato de pasarle mi mano varias veces agarrárselo y apretarlo, decidí abrir la cremallera y saque con dificultad aquel miembro rígido y caliente del que salía un suave y espeso liquido transparente que tenia húmedo su rojo, brillante y recrecido glande, que acaricie largamente pasando mis dedos por sus gruesos y sobresalientes bordes. Mi mano palpaba en su extensión y grosor aquel instrumento que mantuve agarrado el resto del viaje y en ocasiones la deslizaba de arriba abajo con el deseo de mantenerlo permanentemente erecto. Su tamaño no era exagerado, de flácidas bolas, pero si lo suficientemente largo para mi gusto, además de ser bastante grueso de venas pronunciadas que remataba en una cabeza grande, puntiaguda y brillante de sobresalientes bordes que lo hacia imponente y retador.

Así llegamos a la ciudad, ya era de noche, despertamos y dejamos en su casa a mi amiga que no llego a percatarse de lo que sucedía entre Carlos y yo durante el viaje y luego ya de camino a la mía me pidió de que “por favor” estuviéramos un rato mas.. No podía negarme, lo deseaba, sabia cual podría ser el desenlace del final de este fortuito encuentro, entonces nos trasladamos a un mirador ubicado en la parte alta de la ciudad, de poca iluminación, concurrido por parejas de enamorados, donde parqueo en un lugar apropiado y allí tomamos dos copas mas que terminaron de liberarnos totalmente de algún pudor, la no presencia de mi amiga y el que Carlos ya no condujera también facilitaba las cosas; nos besamos apasionadamente, pero la incomodidad interna del vehiculo limitaba nuestras caricias, nos bajamos sin apagar el equipo de sonido y nos recostamos por un lado del mismo que quedaba en penumbra y allí se coloco frente a mi abrazándome fuertemente y moviendo y apretando su cuerpo contra el mío; sentía como su miembro presionaba mi vulva y baje mi mano para acariciárselo, lo sentí inmenso y al sacarlo pude palpar lo rígido y caliente que estaba y como sus testículos de regular tamaño colgaban flácidos entre sus piernas. El a la vez metía su mano bajo mi falda y llego a mi entrepierna pasándola suave y repetidas veces sobre la húmeda y fina seda del minúsculo blúmers que cubría mi recrecida vulva, después de agarrarla y apretarla presionaba con sus dedos la entrada de la vagina, luego termino de subir mi falda y me pidió que abriera un poco mis piernas, agarro su rígido pene y con movimientos pausados lo pasaba sobre toda mi vulva como si le hiciera un reconocimiento, su mano seguía dirigiéndolo haciendo mayor presión con su recrecido y glande sobre mi clítoris y entrada de mi vagina aun prisionera del diminuto blúmers; su rígido pene vertía suave y viscoso liquido que unido al mío mantenía totalmente húmeda mi entrepierna y al blúmers, entre tanto nos prodigábamos largos y profundos besos, sus manos fueron apartando por un lado mi blúmers sin bajarlos y con desespero buscaba pasar la recrecida y dura puntiaguda cabeza de su pene por la raja de mi húmeda vulva que se abría con el paso repetido de sus movimiento de arriba abajo abriéndose paso hacia mi vagina.

La excitación crecía y entonces dejando el pene aprisionado entre mi vulva y el blúmers, saco mis senos y hundió su cara entre ellos tomándolos con ambas manos, luego llevo a su boca a cada uno besándolos primero y chupándolos divinamente después, lo que me producía una excitación que hacia que empujara repetidas veces mi cadera hacia delante buscando que finalmente me penetrara aquel pene que aun permanecía con una erección imponente, retenido entre mis muslos, la vulva y el blúmers. Carlos en un hábil movimiento, mientras yo abría un poco mas mis piernas lograba iniciar una pequeña penetración cuando de repente el acercamiento de una pareja nos hizo temer ser vistos e interrumpidos, y fue cuando me pidió que fuéramos a un Motel cercano y así lo hicimos. 

Al entrar a la habitación la excitación nos consumía, se despojo totalmente de su ropa y empezó a desvestirme, yo estando de pie dejaba que lo hiciera mientras lo acariciaba y besaba, por primera vez pudimos contemplarnos totalmente desnudos, cayo mi falda a mis pies que calzaban unas sandalias de tacón alto que hacían mas atractivas mis piernas y me hacían ver un poco mas alta, luego soltó mi blusa y corpiño y brotaron del mismo con excitante movimiento los prisioneros y grandes senos que tomo una vez mas gozoso entre sus manos y empezó a besar y acariciar dándoles pequeños mordisquitos y chupándolos como bebe hambriento, yo acariciaba su cabeza y mientras lo hacia fue bajando a la vez que besaba mi abdomen y con sus manos acariciaba mis firmes y erguidas nalgas, fue lentamente quitando mi blúmers hasta caer al piso, dejando al descubierto y entre mis robustos muslos mi sexo calido y húmedo que despedía cierto brillo producido por el reflejo de la luz sobre el viscoso liquido vaginal que lo humedecía.

Allí mismo de pie nos abrazamos y mientras nos dábamos apasionados y prolongados besos nuestras manos recorrían nuestros cuerpos con excitantes caricias, su pene erguido tropezaba mi entrepierna como queriendo adelantar la inevitable follada que se aproximaba, me condujo a la cama e hizo que me sentara en su borde y colocándose frente a mi puso en mis labios su rígido pene que acaricie suavemente pasando mi lengua por su gigantesco glande y luego por su grueso tronco surcado por recrecidas venas hasta llegar a sus suaves y flácidos testículos que tome entre mis manos y lamia. Aquel instrumento llenaba toda mi boca y me hacia por su talla difícil chupar, Carlos se retorcía de excitación y tomándome por la cabeza buscaba meterlo cada vez mas en mi boca que no podía recibirlo por sus dimensiones. Seguidamente Carlos hizo que allí mismo sentada abriera bien mis piernas y metiendo su cara entre ellas y tomándome con ambas manos por las nalgas paso su lengua suavemente por mi vulva hasta llegar a mi clítoris que lamia con intensa y excitante rapidez, alternaba introduciéndola en mi vagina mientras que ahora acariciaba con firmeza mis turgentes y voluminosos senos, que no cabían en sus manos y que hacia contornear mi cuerpo de la excitación que me producía.

Para iniciar el apareamiento tan deseado, él se puso de pie e hizo que me colocara allí mismo al borde de la cama en posición de perrito, haciendo que mis robustas y redondas nalgas quedaran bien levantadas, teniendo mis muslos bien abiertos de forma de que mi vulva se pronunciara hacia atrás quedando bien expuesta al ataque de su miembro, y fue pasando primero sus manos acariciando mi entrepierna, los muslos y las nalgas las cuales besaba hasta llegar a mi vulva a la que le paso su lengua repetidas veces, produciéndome excitación y encrespamiento de mi cuerpo; luego tomando con una de sus manos su rígido y grueso pene lo humedeció con mi liquido vaginal y pasaba su brillante y recrecida cabeza suavemente por mi rosado culo lo que hacia que lo contrajera y soltara rítmicamente y luego lo pasaba por entre los labios de mi vulva que estaba abierta y presta a recibir y sentir aquel respetable instrumento.

Era lo que deseaba, de repente sentí como poco a poco se abría paso por entre mi vagina aquel hermoso ejemplar, llenándola totalmente y tocando lo mas profundo de ella. Me tomo por mis blancas y voluminosas nalgas y abriéndolas con sus manos lo mas que pudo para descubrir mas mi ya recrecida y húmeda vulva y facilitarle a su inquieto y deseoso instrumento la penetración que con rítmico movimiento de afuera hacia adentro inicio tan excitante faena, en medio de la erótica acción con sus manos abiertas las castigaba fuerte y seguido, ocasionándome un ardiente y excitante dolor. Me acople a sus movimientos y buscaba siempre levantar mi cadera para que me penetrara lo mas profundo y así lo hacia con fuerte empujones hacia adelante que tocaban lo mas profundo de mi vagina... todo era excitación mis senos se movían rítmicamente de adelante hacia atrás respondiendo al rítmico metí y saca de Carlos, nuestros cuerpos sudaban copiosamente. Con sus dedos acariciaba mi culo húmedo y le introducía el pulgar que diestramente movía acrecentando mi gran excitación y deseo. 

El movimiento acoplado de nuestros cuerpos y el sonido que produce el acoplado choque de su miembro y testículos contra mi vulva muslos y nalgas húmedas por el sudor y líquidos vaginales aceleraba nuestros orgasmos, la firmeza de sus movimientos de metí y saca que hacia con gran rapidez y el roce de su glande con mi vagina, acelero rápidamente que me viniera y explotara un poderoso orgasmo que hacia arquear mas mi caderas con fuertes y voluptuosos movimientos acompañados de incontroladas contracciones vaginales que acogía, aprisionaba y trataba de retener o impedir que aquel formidable pene abandonara nunca mi calida vagina que lo sentía mas grande y grueso. Sentía como mi cuerpo disfrutaba de pies a cabeza aquella combinación de indescriptibles sensaciones que producía aquel incomparable y gozoso estado de excitación gusto y placidez inmensa. Carlos logro con evidente dificultad contenerse para no venirse junto conmigo y prolongar la follada. 

Seguidamente quería que no me siguiera follando, estaba muy sensible, le pedí que no siguiera moviéndose, asi lo hizo, bajo la intensidad de sus movimientos, pero prácticamente de inmediato y sin que lo sacara volví a sentir el deseo de que lo siguiera haciendo; nuevamente le ofrecí en todo su esplendor mi excitada y recrecida vulva cuyos labios abiertos y dejando ver mi calida abertura vaginal era una excitante invitación a follar y levantando lo mas que pude mis nalgas y metiendo mi cara entre las almohadas, por un momento alcance a ver la satisfacción en su cara ante tan excitante y lujuriosa vista, le pedí que lo hiciera con fuerza y que golpeara mis nalgas a la vez que me dijera lo que sentía o se le ocurriera decirme en el momento, entonces tomándome nuevamente con ambas manos por mis nalgas que ardían por el castigo recibido de sus manos, me las abrió y apuntando con certeza la entrada de mi vagina con su recrecido glande de un solo y vigoroso empujón me penetro con aquel ardiente miembro abriéndose paso hasta lo mas profundo que podía dentro de mi y haciendo que un fuerte gemido de dolor y pasión brotara de mi boca que mordía una de las almohadas. Asi continuamos por unos maravillosos y largos minutos de un incansable follar y Carlos golpeando con sus manos mis blancas nalgas me producía un excitante y ardiente dolor, mientras pronunciaba continuas y obscenas expresiones que transmitían su satisfacción de la posesión de la hembra que en ese momento hacia suya, expresiones que extrañamente me hacían sentir muy gozosa y satisfecha. 

Sentía la proximidad de un nuevo orgasmo, Carlos aceleraba con fuerza su rítmico accionar en mi vagina y con potentes embestidas tomando fuertemente mis caderas para impulsarse, introducía totalmente aquel grueso, firme e imponente tronco, causándome un agradable dolor que producía involuntarios gemidos de mi parte. Ante la proximidad del orgasmo y de su eyaculación sentía aquel regio y retador instrumento mas recrecido y grande que llenaba totalmente mi vagina con su glande rozando y tocando sus paredes y lo mas profundo de ella. Quería que termináramos juntos, me sentía desfallecer con este mi segundo y mas intenso orgasmo, con movimientos instintivos levante mis caderas y abrí mis muslos y saque hacia atrás mi excitada y recrecida vulva buscando devorar mas aquel maravilloso pene, mientras mi vagina fuertemente se convulsionaba y se contraía en espasmos muy seguidos que una vez mas comprimían aquel invasivo instrumento de gruesas venas y rígida erección, que buscaba afanosamente llegar a lo mas profundo de mi vagina.

Y llego el explosivo momento de nuestros orgasmos con un intenso y prolongado estremecimiento de nuestros cuerpos, sus manos se aferraron fuerte y dolorosamente a mis caderas empujando viril y vigorosamente su hinchado y grueso miembro dentro de mi, a la vez una prolongada, fuerte y gruesa exclamación de satisfacción dejaba escapar de lo mas intimo de su ser y arqueando su cuerpo y cabeza hacia atrás en intenso espasmo corporal mientras brotaba de su pene con potencia, su ardiente semen depositándolo en lo mas profundo de mi vagina, en tanto que con mis manos tomaba fuertemente las mullidas almohadas y hundía mi cara en ellas y dejaba escapar incontrolados gritos de placer.

Carlos seguía con rápidas, profundas e intensas descargas depositando su caliente y abundante semen que llenaba mi habida vagina. Acompañábamos aquella explosión de sexo y pasión intensa, con fuertes y sonoras exhalaciones de satisfacción de Carlos y placidos gemidos de mi parte. Instintivamente y a la vez también empujaba hacia atrás mis caderas con ondulantes movimientos, buscando la mayor intimidad del contacto de manera que todo su miembro y semen quedaran dentro de mi, un placido escalofrío recorría mi cuerpo y Carlos disminuía los frenéticos empujes de su miembro en mi vagina y empecé a sentir como de ella salía parte de ese calido semen que ahora recorría mis muslos hasta las rodillas, dejando mi vulva totalmente embadurnada con aquel denso y viscoso liquido blanquecino cuyo penetrante olor inundo la habitación y nuestros sentidos. 

Seguidamente termine de colocarme boca abajo sobre la cama manteniendo a Carlos sobre mi espalda aun con su instrumento dentro de mi vagina, ahora abrazado y prisionero de mis robustas nalgas que evitaban que abandonara mi cuerpo. Estábamos extenuados y mojados por el copioso sudor de nuestros excitados cuerpos, aquella monumental erección mantenida por todo un día que acrecentó y retenía internamente el abundante y calido semen que acababa de depositarme, fue bajando lentamente y se mantuvo dentro de mi por algún tiempo, luego lo fue sacando poco a poco aun semi erecto, y mientras yo contraía mi entrada vaginal sentía como de ella seguía saliendo parte del abundante, viscoso y caliente semen que corría por entre mis muslos hasta depositarse sobre la blanca sabana; y ya estando Carlos tendido de espaldas sobre la cama, relajado y satisfecho, con sus piernas abiertas y sus manos entrecruzadas bajo su cabeza, tome su pene semi erecto y lo lleve a mi boca y lamí gustosamente su calido semen que recubría totalmente su poderosa arma hasta sus testículos. Ahora si pude meterlo en mi boca, primero su cabeza y tronco y luego sus flácidos testículos a los que con mi lengua movía de un lado a otro de mi cavidad bucal.

Descansamos placidamente y luego de tomar una ducha juntos y vestirnos me llevo rápidamente a mi casa, su novia y próxima futura esposa le esperaba para salir ese día sábado por la noche, y ya era algo mas de las 9 y estaba retrasado. De mi parte el encuentro con este ex. después de 20 largos años me permitió disfrutarlo plenamente y sumarlo a mi larga lista de poseídos por mí con el obvio DESEO SATISFECHO

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