viernes, 10 de febrero de 2017

Violada por 2 simios


• Shannooon!!!! Vamos a ir a la villa de tu tío, prepárate salimos en 10 minutos. – Diez minutos??? pensé, aun estando en la tina. Ir a casa esa "mansión" era siempre una odisea, nunca eran los diez minutos que mama decía, y así que me quedé otros minutos más en la tina recordando cómo eran los fines de semana con los tíos, niños corriendo por todos lados, su primo cada vez con animales más excéntricos, la última vez un águila solo porque su equipo favorito había ganado un torneo, ja, como si fueran buenos…, los mayores por grupitos, los hombres tomando whiskey o coñac, fumando puros, platicando puras tonterías, las mujeres criticando y hablando de sus viajes, su hermana ligando con los amigos de sus primos, y ella, casi siempre sola, nadando o tomando el sol. 

El pitido del carro la sacó de su trance, - órale, esta vez si fueron diez minutos. – Salí de la tina en friega, corrí a mi cuarto y tomé el primer bikini que encontré, unas sandalias, sin tiempo para vestirme como quería me pusé un short un tanto amplio de las piernas (sin bragas), una blusa de tubo, gafas de sol y sandalias y Salí corriendo.

El camino fue agradable, tardaron poco mas de lo usual, pero sin ningún contratiempo, y tan pronto llegaron fuimos recibidos por uno de los empleados de mi tío, que nos ayudó a descargar algunas cosas que traíamos de mas en el carro y los llevó a los cuartos de visitas, dándole un cuarto para mis papas y otro para mi hermana Karina, no tardaron mucho en acomodarse, se cambiaron de prendas, fue ahí cuando me di cuenta de que el bikini que había tomado era un tanto viejo, y por lo mismo me quedaba un tanto ajustado, apretando mis pechos y resaltando mi busto, aún así, no le di importancia, me dirigí a la sala donde salude a mis tíos y a las demás visitas de la casa, notado como todos los hombres, incluyendo a mi tío, me seguían con la mirada para todos lados.

Salí al jardín, rumbo a la alberca y ya que apenas pasaba de las una de la tarde todavía podría tomar un poco de sol; apenas di los primeros pasos fuera de la casa, vi las nuevas "mascotas" de mi primito, un par de chimpancés, peludos y mal olientes, razón por la cual Rosita, una criada de buen ver, les estaban a punto de dar un baño, me acerque para verlos y ambos acudieron rápidamente a "saludarme".

• Hola Rosita, y estos??? Le pregunte. 

• Ya ves tu primito que no tiene que comprar. – respondió un tanto malhumorada pero con sus reservas. – Lo peor es que no los tiene enjaulados, se la pasan todo el día por toda la casa. 

Mientras platicaban uno de los simios me abrazó la pierna mientras el otro, un poco mas pequeño se le subió hasta que tuve que cargarlo sobre mi lado derecho, cual si fuera un niño pequeño, no le tomó gran importancia, pero el vientre de este quedo pegado a mi y me empezó a dar unos leves empujones en mi costado, todo esto mientras conversaba con Rosita.

• Y mi primo donde esta? 

• Salió hace un rato, creo que fue por unos amigos o amigas, no estoy segura; me ayudarías un segundo tengo que ir una correa para que no se me escapen mientras los baño, porque si no harán un desastre, imagínatelos, corriendo por ahí todos mojados. 


• Claro Rosita, aquí te los cuido, pero no te tardes. – Le replique, tragando un poco de saliva, ya sabía lo que estaba pasando. 

Los empujones del chimpancé empezaron a ser un poco mas duros, y algo me comenzó a presionar mi tonificado costillar, rápidamente supé lo que era, pero por pena disimulé que no pasaba nada, no fuera a ser que alguien me viera. El simio por su parte estaba de lo mas a gusto tallándole su no tan pequeño miembro de aproximadamente unos 9 centímetros bastante grande para su tamaño y especie, por lo que me ponía cada vez mas nerviosa. 

El otro primate por su parte, hacía lo mismo con mi pierna, pero éste no se limito ahí, sino que empezó a olfatear y como si fuera un perro siguiendo un rastro, avanzó directamente hasta mis hermosos y recién depilados labios; fue ahí cuando me trató de apartar, pero en virtud de que tenía al otro restregándome su miembro no pudo hacer mucho mas que ruborizarse.

• Espérense changuitos.- Les susurre. 

Solté al simio que estaba cargando, pero al hacerlo este se aferró a mi top de bikini, liberando mis redondos pechos a lo que los animales se me quedaron viendo con una mirada de extraña, que si no hubieran sido de otra especie, podría haber jurado que era lujuria. Jale mi top y salí corriendo hasta la parte trasera de un par de árboles que había cerca de la alberca, sin notar que éstos me siguieron y apenas estuve detrás de los árboles, me senté ruborizada, esperando que nadie me hubiere visto; todavía con mi top en la mano vi cuando llegaron los chimpancés uno de cada lado de mi, como rodeándome con una mirada lasciva, traté de apartarlos y mientras empujaba a uno de ellos, el más grande y obviamente fuerte se le abalanzó a uno de mis pechos metiéndoselo a la boca, comenzando a succionar con fuerza sobre todo mi rosado pezón. trataba de quitármelo de encima, pero realmente eran fuertes, me parecía asombroso como se aferraba como si fuera un pequeño bebe con hambre, sin embargo este "bebe" tenía dardo puntiagudo sobre mi abdomen, y me lo empujaba claramente en movimiento de copula.

El otro changuito por su parte, vio los jadeos que tenia yo y se lel ocurrió algo mas satisfactorio al ver el mi lindo rostro de niña, específicamente mis carnosos labios, comenzó a treparme nuevamente, ahora poniendo sus patas sobre mis hombros y equilibrándose con la las manos sobre mi cabeza, a lo que yo no podía hacer mucho para evitar la situación, y fue hasta que ya lo tuve justo encima de mi cuando vi por primera vez el asqueroso miembro a escasos centímetros de mi cara y después tuve que cerrar los ojos porque ahora me la estaban tallando en el rostro; del miembro emanaba un liquido transparente, estaba claramente lubricando previo a la penetración, me lo pasaba entre los labios por encima de los parpados y hasta intentó meterla a uno de los orificios. 

El otro primate dejó de chupar mis pezones para comenzar a jalarme la parte baja del bikini, misma que cedió afortunadamente sin romperse, y como si el fuera el que mandara (cosa que así era en ese momento) me abrió las piernas y se dispuso a saborear lo que previamente había olfateado, y justo al momento de empezar a meterme su lengua fue abrí mis azules ojos junto con mi boca como sorpresa, por lo que el changuito pequeño lo interpreto como una cordial invitación y me metió el cipote de un solo golpe hasta el fondo de la garganta, y el calor de esta lo incentivo a follarme la boca de lo más a gusto, si los changuitos olían mal de por si, el vientre del mismo olía peor, además que sus pelos púbicos eran más gruesos y me molestaban un poco, sin embargo no pude separárselos y hasta empecé a permitir que siguieran, no sin tenerles un poco de asco y miedo a que me vieran así.

El changuito de abajo me estaba propinando unas lengüeteadas bastante duras, era como si me quisiera comer la conchita con la pura lengua, y por alguna extraña razón también me empezó a meter un dedo pequeño por el ano que apenas asomaba y ya estaba lleno de baba de chimpancé. Me estaban ultrajando como si fueran unos expertos actores porno, y mi reacción no se hizo esperar, fue como si una descarga que empieza desde mis mas lejanas extremidades empezara a recorrer mi cuerpo hasta concentrarse básicamente en dos puntos, mi ano y vagina, el orgasmo me sobrevino sin que yo lo esperara, fue fuerte y violento ya que el changuito no dejaba de meter y sacar su dedo al mismo tiempo que seguía chupando para obtener mas de mis jugos, quedando yo súper agotada.

Juanito, como después me enteré que se llamaba el changuito mas pequeño, empezaba a agitarse cada vez mas, asombrosamente no hacían mucho ruido, pero aún así no había forma alguna de que yo permitiese que éste se viniera en mi boca y al ver lo agitado que se ponía y el mete saca cada vez mas violento, vi premeditadamente lo que estaba por pasar; lo empuje con todas mis fuerzas que para este momento no eran muchas, además el changuito era claramente mas fuerte que yo, y se aferró a mi cabeza como si su vida dependiese de ello; las pulsaciones de su verga no se hicieron esperar, se estaba viniendo, abrí fuertemente los ojos ante inesperada cantidad de leche, era bastante para un animal de éste tamaño y muy caliente, se me empezaron a inflar las mejillas y al no poder tragar tan rápido, una gran cantidad de semen simiesca me comenzó a escurrir por la comisura de los labios. El otro chimpancé, de nombre Goliat, unos segundos después de mi orgasmo, empezó a pajearse sobre mi pubis y casi al mismo tiempo que su compañero se empezó a correr encima de mi, bañándome de esperma caliente.

Era casi imposible lo que acababa de suceder, sin embargo, había sucedido, un par de simios me habían violado.

• Juanito!!!!, Goliat!!!, - Escuché los gritos de Rosita, que llamaba a los chimpancés y estos ya satisfechos me dejaron ahí sobre el césped, recargada en el viejo árbol, toda batida en espeso semen de chango, pensando que todo había acabado ahí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario