miércoles, 8 de febrero de 2017

Yo no buscaba esto en un principio



Yo, como chico no buscaba lo que me sucedió con una compañera de clase muy atractiva llamada Amelia. Era todo una todoterreno en esto del sexo: se rumoreaba que había hecho tríos con dos hombres y con una mujer y un hombre; además de orgías en un hotel y que se había acostado con una chica de raza negra a cambio de hacerle papeles y poder residir legalmente en España. Amelia tenía novio que físicamente era un tío fuerte y delgado. Un tío 10 para ella. Pero, éste era el tío más imbécil del mundo. Amelia cambiaba de novio cada dos por tres por su gran atractivo físico, eso se lo podía permitir.

La semana siguiente nos fuimos a Alicante de viaje, ella, yo y 30 perosnas. El novio se quedó en casa. Me senté detrás de ella en el autobús, y se le veían sus grandes melones, con su pelo rizado y negro, su boca pequeña pero alargada y sus ojos negros. Al llegar al hotel, comimos una ensalada, y ella estaba pegada a mí. Me fui al terminar y se vino ella detrás. Nuestras habitaciones eran contiguas y la pared era lo suficientemente delgada para escuchar cada paso que hacíamos. Cuando terminó el ascensor me tocó el culo fuertemente, a lo que yo me di la vuelta y la morreé sin saber quien estaba en el pasillo. Nos estuvimos besando y metiendo mano durante dos minutos, hasta que:
- Cariño, que me molas y que si tú, guapetón, quieres te espero en la planta baja a las doce, vas a sentir conmigo lo que quieras.
- Vale -dije sorprendido, dándole una sonrisa-.
- OK. Me dio un beso en la boca con lengua.

Después de recorrer Alicante con el resto de compañeros, volvimos al hotel a las once y media. Estábamos cansados tras un largo paseo. Ya habíamos cenado y tenía toda la energía puesta en esto. Fui cuidadosamente a la planta baja, donde ella me estaba esperando con un camisón ajustadísimo realzando su piercing rosa en el ombligo y sus grandes pezones, dejando parte de visibilidad a sus pechos. Al llegar nos besamos, y entramos en la habitación. Estuvimos morreándonos durante unos pocos minutos, su pechos se rozaban con mi pecho, y sus manos bajaban por mis abdominales llegando hasta mi pene.

Nos tiramos a la cama, y seguíamos besándonos apasionada y fuertemente, como era la ocasión. Por mi mente no pasaba decepcionarla, porque podría ser un impulso para poder follar con sus amigas, las futuras actrices y guapas presentadoras de televisión. Nos quitábamos poco a poco la ropa, mientras que rozaba su mano con mi pene haciendo que fuera más dura ésta. Cuando se quitó esa camiseta roja de manga corta, realzando sus tetas gigantes con su gran cuerpo. Me cogió la polla y me la empezó a mover, primero lentamente y a medida de que iba pasando a tiempo, iba aumentando la velocidad a la que ella me masturbaba. Dios, podía calificarlo de bueno, vale; pero era la tía más atractiva del instituto.
- Cariño, vamos a follarrrr, quiero que tenerte ya.-dijo ella-.
- Yo también, quiero hacerlo ya, sin más palabras.-contesté-.

Me senté en una silla y se puso a caballito disfrutando como una loca durante unos instantes, gritando poco porque era la primera postura. Nuestros cuerpos depilados y delgados se rozaban con mucho esfuerzo y ganas. Me guiaba, todos los movimientos sexuales. Bajaba, subía, bajaba, subía era ese su movimiento, excitándome todo lo que me podía excitar e incluso más. Me llevó de la mano a la cama y nos besamos sentados mientras comíamos unas fresas de forma sexual. Se montó encima de mía mientras que yo estaba acostado, mi polla sentía que era la mejor experiencia de su corta, pero intensa vida. Con ese movimiento me encantaba, le di azotitos suaves en el culo, quería dejárselo rojo, y muy caliente para seguir disfrutando.
Me tiró al suelo y nos besábamos allí mismo; nuestros labios se acercaban apasionadamente, era esa noche para nosotros, mi posible única oportunidad para saciar mis necesidades con una de ellas. Me puso contra la pared, sentado y me chupó la polla muy rápidamente, saciando sus ganas de una buena polla. Le cogí sus tetas, se las toqué y me cogió con su mano izquierda y me llevó a su coño peludito, poco depilado y se los metí. Disfrutó y tuvo un pequeño orgasmo. Dios, me encantó meterle la mano allí. Entonces la cogí, la llevé al cuarto de baño y la empujé flojo a la bañera, nos mojábamos todo el cuerpo mientras se la metía analmente.
-¡Sí, Cristian por dios! ¡AHHHHHHHHH!, sigue ¡ahhhhhhhhhhh!
- Estate tranquila, voy a metértela para que tu estes bien, pero grita que me pones
- Voy a gritar, para que te corras en mi puta cara.
Seguíamos saciando y la cogí y la senté en las “trompas de Falopio” de la bañera. El metal fresquito, le hacía chillar. La penetré en su coño, muy rápido, y seguía, seguía chillando, y yo seguía metiéndosela y ella gritando aún más: ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!; hasta que me paró, ya que su experiencia y mi polla más dura que nunca hacía presagiar que estaba a punto de correrme.
- Córrete, dios mío
- Vale,-le di un beso en sus labios y puse mi polla encima de mi cara a poca distancia de su boca.-

Me puse a masturbarme en la bañera, con ella, no me cortaba ni nada y tras darle al manubrio, deposité mi querida leche en su boca, sacando su lengua juguetona en el capullo de la polla, EN MI GLANDE!!

Terminamos de esta relación, y nos vestimos como estábamos antes. Viéndola tan atractiva y tan guapa, me daban ganas de cogerla y acostarme con ella toda la noche abrazada a mí, pero no podía ser. Se me quedó viendo mientras sonreía y de inmediato le di un beso con lengua. Me despidió con otro beso y con un adiós y unas buenas noches dichas de manera muy, pero que muy sensual. Al salir, me aseguré que no había nadie en el pasillo para salir

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